Una de las cosas que la historia, una vez que se revise todo lo que ha ocurrido con la crisis, va a echar en cara a quien nos ha gobernado hasta ahora es lo mucho que nos han engañado con las promesas de que todo estaba cambiando y de que al fin veíamos brotes verdes y salidas de túneles. Y sin embargo hoy en día podemos comprobar cómo falta todavía muchísimo para que esto se convierta en realidad.
La situación es bastante compleja, entre otras cosas porque nos afecta de manera directa en nuestra salud mental. En efecto, los problemas actuales con las emociones están llevando a mucha gente a un límite que, una vez sobrepasado, puede ponerlos ante un abismo preocupante. Así que los políticos deberían tener en cuenta esto para ser más comprensivos, porque cada vez que dicen que estamos saliendo de la crisis mucha de esa gente desahuciada que se han visto en la calle tienen que cerrar la boca para no cometer ninguna atrocidad.
En cualquier caso, y como buenos observadores que somos de la actualidad, nos hemos percatado de que las emociones no son las únicas que están sufriendo problemas de salud. De repente, y sin saber bien por qué, los problemas dentales también se han puesto de manifiesto. Antes íbamos más al odontólogo, tal vez porque teníamos un trabajo que nos permitía hacer un dispendio económico. Pero ahora hemos dejado de llevar a cabo tan adecuada práctica, así que nos vemos en la tesitura de tener que ver cómo los problemas bucales están creciendo entre la población de nuestro país. Menos mal que tenemos buenos dentistas para sofocarlos, porque si encima no tuviéramos profesionales bien formados la situación sería todavía más caótica.
¿Sabéis una cosa? Estamos hartos de la crisis, por eso no nos sorprende lo más mínimo que ciertos partidos hayan surgido al calor de las protestas de la gente, que está ya harta de que aquellos que tienen que hacer cosas no las hagan. Sí, estamos bastante cansados de promesas que no se cumplen, así que no estaría de más que aquellos que mandan (o que quieren hacerlo) tomasen el pulso a la sociedad del país para comprobar qué es lo que de verdad necesita la gente. Porque sinceramente, estamos deseando descorchar una botella de vino del país para celebrar que todo vuelve a la normalidad, que de nuevo somos un país que crece y que la crisis ha sido un fantasma pasado…